Hace algún tiempo me suscribí al boletín de recomendaciones de la Fundéu BBVA, ¿lo conoces? A diario leo la «Recomendación del día» que llega puntualmente a mi correo (si lo deseas, puedes suscribirte aquí). En una de estas recomendaciones, concretamente la que hacía referencia al uso de la palabra «agotado» como alternativa a sold out, indicaban lo siguiente:
#alpanpan. Utilizamos esta etiqueta para llamar la atención sobre el uso de algunos extranjerismos claramente innecesarios porque cuentan con alternativas sencillas y asentadas en español.
Con la televisión, el cine o las redes sociales, el uso de vocablos extranjeros, concretamente de anglicismos, se vuelve en ocasiones desmesurado. En prensa y revistas es habitual ver escritas frases como «El moderno outfit de Letizia del que todos hablan», «Las 20 mejores road movies de la historia del cine» o «Muere el rey de las fake news que se atribuyó el triunfo de Trump». Para estos casos, existen expresiones alternativas en español que las academias de la lengua recomiendan emplear («‘Spoiler’, ‘Check in’… y otras palabras que Fundéu no quiere que uses en inglés» en Heraldo.es).
La RAE define extranjerismo como «Préstamo, especialmente el no adaptado», pero también como «Afición desmedida a costumbres extranjeras». Partiendo de esta última definición, me planteo: ¿no estamos sobrevalorando lo extranjero y haciendo un uso excesivo de anglicismos? O, por el contrario, ¿debemos considerar la incorporación de extranjerismos a nuestro idioma como una consecuencia inevitable más de la globalización? Mientras unos instan a defender la identidad cultural de cada país, su cultura idiomática, otros hablan de enriquecimiento del idioma y de que la propia lengua termina por eliminar la mayoría de estos vocablos. En Internet me topo con comentarios como las siguientes:
«Se considera de buen gusto el uso de palabras de otro idioma, pero ello no debería confundirse con el proceso propio de toda lengua de ser influenciada por otras».
«Entremezclar palabras en inglés en un discurso te da un aire cosmopolita».
En el ámbito publicitario:
«Es una estrategia para llamar la atención del cliente, un modo de dar valor a aquello que se vende y cobrar más caro».
«La palabra en inglés explica mejor el uso y transmite mejor la imagen o identidad del producto o la marca».
Del uso de anglicismos deriva además otro «problema»: los falsos amigos. ¿Qué son los falsos amigos? Bueno, todos hemos tenido uno en alguna ocasión, pero no me refiero aquí a esa clase de amigos. Los falsos amigos son voces procedentes de lenguas foráneas que guardan una apariencia similar a palabras de nuestro idioma pero cuyo significado es muy distinto y que, por tanto, pueden prestar a confusión. Nos referimos a palabras como «actual» —en inglés significa efectivo, real, de verdad— o «casual» —informal—. Sobre ellos hablaré en otro post.
Como indica el autor de este artículo, Don Quijote era un friki, de El País: «¿Acabaremos todos —españoles, franceses, italianos, rusos…— hablando un híbrido de nuestros respectivos idiomas y el inglés?». Quizá debamos aceptar la «invasión» sin más e incorporar todas estas palabras si no queremos parecer desfasados… Al fin y al cabo ropa vintage suena mejor que ropa antigua y usada, ¿no?
En cualquier caso, respecto a su uso correcto, los extranjerismos se escriben en cursiva o, en su defecto, entre comillas. Algunos ejemplos son: hobby, show, whisky. Pero ¡ojo!, hay que tener en cuenta que muchas palabras han dejado de considerarse extranjerismos para pasar a ser nuevas voces españolas. Es lo que sucede con web, bloguero o chatear, que se escriben igual en ambos idiomas; o júnior (junior), chárter (charter) o tenis (tennis), en las que existe una pequeña diferencia, bien sea en una tilde, bien en una letra de menos o de más.
Las normas del idioma cambian casi o tan rápido como lo hace el mundo. La legislación referente al uso del lenguaje no ha sido muy exitosa en el pasado y lo cierto es que, en la mayoría de las ocasiones, es el uso natural de una palabra el que realmente determina si esta acaba por incorporarse a nuestro idioma.
Y tú, ¿eres redactor o copywriter? ¿Usas extranjerismos en tus textos o el español es siempre tu primera opción?
Fuente imagen: pixabay
Acerca de la autora:
Me llamo Elisabeth Lahoz, soy redactora freelance y ambientóloga. Escribo para ganarme una vida a mi manera.
Si lo deseas, puedes contactar conmigo en Twitter, LinkedIn, Google Plus o mediante correo electrónico.
Lecturas recomendadas:
El anglicismo en el español actual (Cuadernos de lengua española), Javier Medina López.
Quizá te interese:
Deja una respuesta